Somos Hedoné redefiniendo tu intimidad a los 50 años con regalos,asesorías y relatos

André entró sin prisa, no era la primera vez que iba allí; de hecho, era  habitual su visita. Iba a pasar de largo cuando mi rostro le fue familiar y captó su atención. El tiempo había dejado su huella en ambos, pero la esencia de los dos seguía intacta, se acercó con una mezcla de nervios y emoción, sonriendo.

-¿Rocío?-

Alcé la mirada y en cuanto mis ojos se encontraron con los de él, una chispa de reconocimiento iluminó su rostro.      —¡André! —exclamé con una sonrisa genuina.

Sin pensarlo dos veces, él se sentó frente a mi, lo que comenzó con preguntas formales sobre nuestras vidas pronto se convirtió en un viaje al pasado, lleno de anécdotas, risas y recuerdos. Hablamos de nuestros profesores, de las travesuras en clase, de los amigos que habían tomado distintos rumbos y de las pocas veces que nos habíamos cruzado fugazmente desde que salimos del colegio.

Las horas pasaron sin que nos dieramos cuenta. La conversación fluyó como si el reloj nunca hubiera avanzado treinta años. En este lugar, entre el aroma a café y el eco de nuestras risas, descubrimos que el tiempo puede separar caminos, pero hay conexiones que por cosas, que aún no comprendemos, se unen.

Cuando finalmente salimos, con la promesa de no dejar pasar otros treinta años sin vernos, supimos que aquel encuentro no había sido casualidad. 

Después de ese día, seguimos en contacto y nos dimos cuenta de que hablabamos mucho sobre cómo habíamos llegado a los 50 años y de las características generales de nuestros amigos y conocidos que estaban pasando por lo mismo. Notamos que siempre concluíamos que la sensualidad, el erotismo y el placer a esta edad seguían siendo temas rodeados de tabúes, prejuicios y malentendidos, muchas veces sembrados en nuestros cerebros desde la adolescencia.

Una tarde, entre cafés y confidencias, comenzamos a bromear sobre lo monótono que se había vuelto el tema de la sexualidad en nuestro círculo cercano. ¿Por qué nadie habla de esto con naturalidad?, pregunté, jugando con la cucharita en la taza. André asintió y sonrió con picardía “Tal vez porque nadie nos ha mostrado una forma distinta de vivirlo”.

La conversación fluyó hasta altas horas de la noche, dando forma a lo que pronto se convertiría en un proyecto real.

 Queremos demostrar que la sensualidad no es algo feo, prohibido o pervertido, sino una parte esencial de la vida que puede experimentarse de manera creativa, hermosa y plena, sin importar la edad. Así, surgió Hedoné, un espacio pensado para disfrutar de los 50 años sin alejar la sexualidad de la vida, ni resignarse a sentirse viejo.

Hedoné lo construimos sobre tres pilares fundamentales: regalos atrévidos y personalizados para sorprender a las parejas, asesorías psicológicas especializadas en ofrecer asesorias para disfrutar de una vida plena, y relatos de amor y otras pasiones que inspiraran nuevas formas de conexión emocional y física.

 Nuestro objetivo es revitalizar relaciones y ayudar a las personas a reconectar con su propio placer y bienestar.

Comenzamos a desarrollar la idea con entusiasmo, convencidos de que estamos creando algo valioso. No se trata solo de vender productos o dar consejos, sino de transformar la manera en que las personas de  nuestra generación viven la sexualidad.

Entre risas, noches de planeación y muchas tazas de café, Hedoné nació como un refugio para aquellos que quieren redescubrir el deseo, el erotismo y la alegría de vivir con plenitud, esta etapa de la vida.

Y así fue como, efectivamente, pasaron cosas, Bienvenidos a Hedoné.