Por estos días hablando con amigos me he dado cuenta que, nosotros, los cincuentones, estamos en el tema de los cambios. Tengamos dinero o no, con trabajo o sin él, casados o solteros, con nido vacío o con hijos en casa, no importa cuál sea esa situación en la que estamos, casi sin excepción pensamos en hacer un cambio de vida.
La vida actual a veces abruma haciendonos pensar que no encajamos en ese nuevo estilo de vida que pretenden imponer, y tampoco queremos hacerlo; no queremos la tecnología hasta el punto de amarse con IA, no queremos ser solo redes sociales, porque que cosa si estamos automatizados. No queremos relaciones al estilo de si no me escribes yo tampoco, o la famosa ley del hielo; ese tipo de cosas que se usan hoy para demostrar eso que no se siente. La vida al revés, ahora no se demuestra lo que se siente sino lo que no se siente, ¡qué pereza! nosotros ya superamos esa etapa, o bueno, eso creemos.
Y es que no estamos viejos, estamos regios. Redefiniendo metas y aspiraciones, queremos retomar esas cosas que nos gustaban y dejamos a un lado por aquello de entrar a la vida adulta, queremos experimentar nuevas actividades que nos abran otro mundo de posibilidades y oportunidades, porque lejos de sentirnos del siglo pasado estamos muy actuales y queremos empezar nuevas cosas. A diferencia de los cincuentones de generaciones pasadas, que por creencias y formas de vida eran ya viejos a los 50, y se quedaban sentados en un sillón viendo la vida pasar por la ventana. Hoy nosotros queremos hacer la silla, la ventana, y dibujar el paisaje que se ve por esa ventana. Queremos conocer el mundo que hoy vemos con otros ojos. Todo con miedo o sin él. Ya no nos importa la opinión ajena, ya no nos importa el resultado.
Es increíble lo que brindan los 50 años, libertad para pensar, para hacer, para compartir y ser uno mismo. En medio del acelere del mundo hoy, nosotros podemos empezar a llevar la vida con calma, disfrutando cada nuevo comienzo, cada nueva experiencia. Sabemos que tenemos más cerca la vejez pero hay que llegar lo más fresco posible, para eso hay que vivir esta etapa desde la entrañas, salir al mundo a descubrirlo como cuando teniamos 18, con la diferencia de que ahora tenemos la experiencia de lo vivido.
Como sea que hayamos llegado a los 50, vivamos con nuestros ideales no con los ideales prestados de nuevas generaciones, y si esos ideales van contigo, adelante, pero no te esfuerces por encajar en un molde que no es el tuyo. Vivamos felices por quienes somos, con nuestros errores y aciertos, porque llegamos adaptándonos a un cambio de vida enorme, todos, en alguna conversación hemos resaltado el hecho de cómo nos hemos adaptado a los cambios, venimos de los 80’s, somos sencillamente geniales.
Sentirse mejor en esos momento de bajones es lo que debemos buscar, y la mejor forma es hablando con nuestros amigos; saliendo, si. A cine y a comer palomitas, a esas librerías nuevas en donde está ese aroma de café delicioso y así hablar de todo y con todos, se trata de que no nos aislemos. Gritemos por ayuda para que entre todos podamos retomar la vida con entusiasmo, si hemos logrado caminar con muchos obstáculos durante el camino, podemos seguir caminando pero ahora con mas calma, con mas sabiduría, con más compañía.
Terminé de leer el libro de la autora Olgalucia Gaviria Ángel, EL ÚLTIMO CAPÍTULO,-extraordinario para darse cuenta como los cambios se pueden dar, incluso en la vejez. Entonces, ¿por qué esperar a la vejez y no hacerlos ahora? no hace falta ser octogenario como el protágonista, porque todo está en la actitud, en la mente. Y así como un nuevo grupo de amigos invitan al protagonista a desafiarse a sí mismo, como dice su contraportada: “Nosotros debemos desafiarnos a redescubrir nuestras emociones y descubrir nuevas vivencias”.
Si, hablar sirve porque podemos encontrar soluciones a esas cosas sin resolver, porque reirnos de las canas, las arrugas, el sexo y cuanta cosa se nos ocurra nos hará mas optimistas. Sirve para darnos cuenta que tenemos la oportunidad de vivir desde otro punto de vista, con otra forma de vida, o con la misma, pero más frescos, más abiertos a disfrutar los 50+ a plenitud.
Cerrar ciclos para continuar ligeros, arriesgarse es la palabra. Vamos a hacer, a sentir, a darle lugar a nuevas experiencias y a nuevas emociones, estamos en ese punto en el que podemos darle rienda suelta a los nuevos 50 años, somos la nueva generación de cincuentenos con alma joven.